jueves, 14 de octubre de 2010

No acaba la primavera, solo parece dormida

0 comentarios

En una noche de verano hace dos años, quede muchas horas contemplando el cielo.  Fué entonces que mientras despertaba de mi sueño sentía que mis ojos se volvían cada vez mas vacíos.
Muchos pensamientos me atacaron esa noche, pero me parecían forzados y vergonzosos así que me limite a mirar distraídamente el cabello castaño que me gusta tanto cuando se pone transparente a la luz del sol invernal…

Ya sabia que iba a pasar…es por eso que hice mi mayor esfuerzo para mantenerme alejada de el. Trate de evitarlo. Sabia que si me acercaba otra vez sin las palabras adecuadas volvería a incrementar la distancia como ahora. Ya lo sabia, ya lo sé, necesito empezar de nuevo, desde el principio. Pero mi yo egoísta quería aprovechar cada signo de debilidad y tomar ventaja de su inmovilidad, de su indecisión.
Mientras el limpiaparabrisas me agitaba y repetía su apagado sonido fue entonces que entre las luces anaranjadas la luna empezó a invocarme en una dulce e interminable melodía, mientras yo cubría suavemente mis oídos para no enfrentar la realidad...
Creo que es cansancio. Porque la vida cansa, pero no encuentro todavía mejor alternativa que vivirla.

Solía preguntarme que tan lejos puedo llegar sin volver atrás. Ahora me pregunto que trataba de hacer exactamente en aquel entonces. Finalmente después de gritar un poco comprendí, todo este tiempo viví con miedo, miedo a no poder divisar mi futuro, miedo de no saber que hacer, miedo al fracaso y a los días que transcurrían sin misericordia 


Sigo exigiendo respuestas sin animarme a hacer preguntas