viernes, 4 de noviembre de 2011

a darse...

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Uno debería tratar al arte como al amor: pensar menos, sentir más.

Soy de las que constantemente se dedican a observar a las personas. Me resultan fascinantes en todo sentido. Quiero entender como piensan, quiero saber que dicen cuando no hablan. Me detengo, los observo, tomo nota mental, creo un escenario con ellos, los transporto, los dibujo, los altero constantemente. Creo que esto constituye uno de mis grandes placeres.
Eso y el arte...Pienso que es la musica una de las unicas formas de arte que considero capas de traspasar fronteras, comunicar constantemente, maravillar, sorprender, etc. El todo es musica, la musica lo es todo.
Es el fiel reflejo del alma del ser humano.
Todos somos músicos, pintores, escritores, todos somos artistas, lo llevamos dentro. El único problema es el miedo al fracaso, el miedo a uno mismo, el temor a sentirnos expuestos, desnudos, que nos cuestionen, que nos califiquen. Ah! Pero si pudiéramos actuar como los niños, sentirnos aventureros, sentirnos inmortales, sentir amor, sentir…sentir… de eso se trata. De darnos constantemente, de entregarnos a esos pequeños grandes placeres sin pensar.

Tal vez la felicidad se encuentra en las cosas que no planeamos, en las situaciones que no vemos venir y que de repente logran arancarte una sonrisa, un llanto, un dolor: ese aroma que te recuerda a alguien, esa melodía que te alegra el día, el sonido de las hojas en otoño que te hacen cosquillas.

Si el motor de nuestra vida fuese el amor, dejaríamos entonces de racionalizar todo, dejaríamos de medir el tiempo, de limitar la vida, de reprimirnos. Dejariamos...nos dejariamos.